En numerosas ocasiones, desde grupos de opinión anti-religiosos, ateos o agnósticos, se argumenta que la ciencia es una fuente de conocimiento más pura que la religión ya que, mientras ésta (según estos grupos) intenta moldear la realidad para que esté de acuerdo con la existencia de un Creador, aquélla presenta los hechos tal y como son, de una manera totalmente objetiva e imparcial.
No obstante, la realidad demuestra que esto no es así. La ciencia, como cualquier otra actividad humana, puede verse afectada por intereses de todo tipo: personales, económicos, políticos,... Basta pensar en las noticias que aparecen con cierta frecuencia en los medios de comunicación sobre plagios de trabajos científicos o descubrimientos espectaculares que resultan ser falsos.
Christopher M. Graney, en el blog de la Fundación del Observatorio Vaticano, nos habla de la presión que el poder político de la Unión Soviética ejerció sobre la comunidad científica durante los años 40 y 50 del pasado siglo para rebatir la idea
del "Big Bang" y de un Universo en expansión. Así, por ejemplo, para contrarrestar la idea "burguesa y pro-religiosa" del Big Bang se animaba a la comunidad científica a "intensificar su trabajo en el campo extragaláctico para dar una explicación materialista al desplazamiento al rojo observado en el espectro de las galaxias".
Asimismo, en aquellos años, era posible encontrar declaraciones institucionales como las siguientes:
"Hoy, la ciencia burguesa proporciona apoyo a la iglesia y al fideismo con nuevos argumentos... La teoría, conocida en los países capitalistas como "la teoría del Universo en expansión", fue propuesta en los años 20 por el sacerdote belga Georges Lemaitre y se sustenta en el fenómeno astrofísico conocido con el nombre de "corrimiento al rojo"... El científico reaccionario Lemaitre y otros han hecho uso del "corrimiento al rojo" para reforzar la visión religiosa de la estructura del Universo... Los falsificadores de la ciencia quieren revivir el cuento de hadas del origen del Universo a partir de la nada".
"La crisis científica de Estados Unidos y de Europa occidental tiene su reflejo también en Astronomía. Como resultado de esto, la Cosmogonía, la rama de la Astronomía que estudia el origen y la evolución del Universo, se ha convertido en un repositorio de ideas absurdas y sin sentido que pretender restaurar la leyenda de la creación del mundo".
La teoría del Big Bang, como cualquier teoría científica, tiene que ser confrontada con las observaciones. Solamente el cuidadoso análisis de datos observacionales por parte de la comunidad científica internacional y no los intereses partidistas de una determinada ideología puede confirmar o rechazar una hipótesis científica.
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