Los resultados obtenidos en los últimos años en diferentes ramas científicas (antropología, genética, linguística,...) favorecen la hipótesis de que el Homo Sapiens se originó en África hace unos 140 000 - 200 000 años y, desde allí, se expandió al resto de la Tierra sustituyendo al resto de las especies de Homo existentes (Hipótesis de la migración de África). Por su parte, la Iglesia Católica nos habla de un pecado original, cometido por nuestros primeros padres (1), causa de la existencia del mal en el mundo y que nos inclina a pensar que la raza humana se originó en un único
lugar y a partir de una única pareja. Si bien tanto las teorías científicas como la Verdad revelada en la Biblia parecen coincidir en lo que se refiere a un único lugar de origen, la idea de la aparición de una única pareja de
humanos en lugar de una población más numerosa es difícil de
reconciliar con las teorías evolucionistas. Mientras la ciencia sugeriría un origen monofilético de la especia humana (originada a partir de una población ancestral común), la tradición católica estaría más cercana a un origen monogenético (una única pareja).
La Encíclica Humani Generis (Pío XII, 1950) se suele citar como claro ejemplo de
la defensa del monogenismo. No obstante, una lectura cuidadosa de la
misma permite llegar a la conclusión de que la Encíclica no rechaza un origen de grupo sino que, simplemente, indica que no es evidente encajarlo
con la idea de unos primeros padres. Así lo corroboran algunos investigadores que han podido tener acceso a los primeros borradores de la Encíclica, quienes aprecian una sucesiva suavización del lenguaje para no llegar a pronunciarse de manera dogmática sobre el tema del monogenismo (2,3).
En la web de la Sociedad de Científicos Católicos aparece publicada una reseña del profesor Kenneth W. Kemp, catedrático de Filosofía en la Universidad St. Thomas en Minnesota, sobre el libro de S. Joshua Swamidass, biólogo de la Universidad de Washington, titulado "The Genealogical Adam & Eve" (2).
Entre otros aspectos, el libro aborda uno de los grandes temas que es aún motivo de debate abierto: el posible monogenismo de la especie humana. Desde la publicación de la Humani Generis ha habido varios intentos por parte de teólogos católicos de reconciliar el monofiletismo con la visión tradicional del pecado original. Una de estas aportaciones es la del propio profesor Kemp quien, en 2011, propuso un escenario en el que Dios insufla un alma racional a una pareja de un grupo de primates que hubiera alcanzado un desarrollo cognitivo adecuado. Los descendientes de dicha pareja surgirían tanto de las relaciones entre ellos como de las relaciones con el resto de primates del grupo. El hecho de que los primeros seres humanos con un alma racional surjan dentro de un grupo más numeroso da solución al problema de la existencia de un grupo diferenciado constituido solamente por dos personas, algo difíclmente aceptable desde un punto de vista evolutivo.
En este escenario, no obstante, se podrían plantear las siguientes preguntas:
- Durante un tiempo coexistirían tanto seres humanos "racionales" (aquéllos a quienes se insufló el alma) y seres humanos "biológicos". El profesor Kemp sugiere que, al cabo de un determinado número de generaciones y tras sucesivos procesos de mestizaje, los seres racionales terminarían por poblar la Tierra, cumpliéndose de esta manera lo que dice la Biblia acerca de que todo ser humano es descendiente de una primera pareja. No obstante, existen grandes incertidumbres sobre el tiempo que debería transcurrir hasta obtenerse un mestizaje completo y, por tanto, en que época deberon vivir nuestros primeros padres y si esto coincide con lo que uno espera de los registros paleontológicos.
- ¿Fueron los primeros seres "racionales" capaces de expandirse por todos los rincones de la Tierra para favorecer dicho mestizaje? Si esto no hubiera sido posible, ¿quiere esto decir que los integrantes de las tribus que han vivido aisladas de todo contacto con la civilización no tienen la categoría de seres humanos? Los registros paleontológicos encontrados hasta la fecha parecen indicar que, efectivamente, el Homo Sapiens fue capaz de poblar toda la Tierra hace miles de años (4).
- Puesto que el proceso de mestizaje implica la relación entre seres racionales y no racionales, ¿constituiría tal proceso un acto de zoofilia? Este problema se resolvería si, en lugar de una distincion entre seres "biológicos" y seres "racionales", se distinguiera entre seres humanos "racionales" y seres humanos "teológicos", siendo estos últimos aquéllos a los que se habría insuflado el alma y tendrían un conocimiento directo de Dios. En este supuesto ambos colectivos tendrían la categoría de seres humanos, entendiendo como tales aquellos seres con capacidad de raciocinio y libre albedrío. No obstante, esto iría directamente en contra de la doctrina de la Iglesia Católica quien afirma que el raciocinio y el libre albedrío son dos de las potencias del alma y, por tanto, no es posible concebir seres humanos racionales sin alma. En este contexto, el profesor Rubén Herce en (3) sugiere la hipótesis de la existencia de un aislamiento reproductivo "cultural" según el cual los primeros "humanos" se reconocerían mutuamente como distintos y tenderían a relacionarse solamente entre ellos.
- Referencias:
(1) Catecismo de la Iglesia Católica. Punto 396-412
(2) https://www.catholicscientists.org/idea/adam-eve-evolution
(3)https://www.unav.edu/documents/6709261/7026503/monogenismoypoligenismo.pdf
(4)https://es.wikipedia.org/wiki/Origen_de_los_humanos_modernos#/media/Archivo:Spreading_homo_sapiens_la.svg
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