Ésta es la pregunta que realizaron a Guy Consolmagno, actual director del Observatorio Vaticano durante una rueda de prensa en Birmingham en el año 2010. Su respuesta: "Solamente si lo pide".
Lo primero que debemos dejar claro es que, hasta la fecha, no hay ninguna evidencia de que los extraterrestres existan y/o se hayan puesto en contacto con nosotros. Es curioso como, justamente estas últimas dos décadas que es cuando cualquier persona gracias a su teléfono móvil cuenta con una cámara para grabar un posible avistamiento, coincidan con una bajada del interés y la popularidad del fenómeno OVNI. Y esto sin contar el cada vez mayor número de astrónomos amateurs que, con una instrumentación cada vez más avanzada, escudriñan los cielos cada noche a lo largo y ancho del planeta Tierra.
Pero volvamos al tema principal de esta entrada. Ciertamente la respuesta de Guy es una salida ingeniosa a una "pregunta-trampa". Y es una pregunta trampa porque, si hubiera contestado afirmativamente, habria quedado como pretencioso ("quién te crees que eres para decirle a una civilización que puede ser incluso enormemente más avanzada que la nuestra lo que está bien y lo que está mal?") e incluso algo ingenuo. Al contrario, si la respuesta hubiera sido negativa, Guy estaría admitiendo tácitamente que nuestra fe sería un fenómeno "local", ceñido simplemente a la Tierra, algo que iría en contra de la universalidad de la Iglesia católica.
Por supuesto que la respuesta del director del Observatorio Vaticano representa una opinión personal y no es, ni mucho menos, la versión oficial de la Iglesia Católica (que, entiendo que con muy buen criterio, no se daría hasta que se presentara dicho caso), pero esta respuesta encierra algunas connotaciones teológicas que creo que merece la pena comentar.
Por supuesto que la respuesta del director del Observatorio Vaticano representa una opinión personal y no es, ni mucho menos, la versión oficial de la Iglesia Católica (que, entiendo que con muy buen criterio, no se daría hasta que se presentara dicho caso), pero esta respuesta encierra algunas connotaciones teológicas que creo que merece la pena comentar.
- ¿Qué significa "querer ser bautizado"?
- Aunque el extraterrestre quisiera el bautismo, ¿tendría derecho al mismo o es un Sacramento limitado a seres humanos y no a "extraños"?
De alguna manera, la pregunta de si los "seres extraños" tienen derecho al Bautismo ya ha surgido en ocasiones anteriores a lo largo de la historia. Son conocidas, por ejemplo, las discusiones que mantenía San Pablo con el resto de los apóstoles en relación al bautizo de los gentiles. Un hecho similar lo volvemos a tener con el descubrimiento de América. ¿Eran los indios pobladores de estas tierras merecedores de recibir el sacramento del Bautismo? La respuesta es clara. En 1493, solamente un año después del descubrimiento, el
Papa Alejandro VI reconoce mediante la bula Inter Caetera la propiedad
de las tierras recién descubiertas a los Reyes
Católicos, a condición de enviar misioneros para convertir a las poblaciones descubiertas a "la fe católica". Es cierto que, en ocasiones, existieron abusos y se llegó a forzar a los indígenas a adoptar dicha fe pero no es menos cierto que, también en muchas ocasiones, esta medida se tomó para proteger a estas poblaciones contra los tratantes de esclavos que actuaban en América a pesar de las medidas que, desde el primer momento, se tomó por parte de la corona española para proteger los derechos de los indígenas, medidas que, a lo largo de los siglos, la tristemente famosa Leyenda Negra se ha encargado de ocultar.
- ¿Cómo sabemos que el concepto que el extraterrestre tiene de Dios es similar al nuestro?
- ¿El descubrir vida inteligente extraterrestre, reforzaría o rechazaría la existencia de Dios?
Por su parte, los no creyentes esgrimirían que, si realmente hay un gran número de civilizaciones en el Universo, sería altamente improbable que Dios escogiera justamente a nuestro planeta para encarnarse como ser humano.
El contra-argumento a este razonamiento es bien sencillo: sabemos que Dios se hizo hombre para permitirnos alcanzar la salvación eterna, pero no sabemos si otras civilizaciones
extraterrestres (si existen) se encuentran en nuestra misma situación o
viven en perfecta armonía con el Creador. La parábola de la oveja descarriada (Lc 15, 1-10) podría ser un excelente ejemplo para explicar este escenario. Personalmente prefiero esta idea a la aplastante responsabilidad que implicaría tener que ser los evangelizadores de todo el Universo siguiendo las palabras del propio Cristo: "Id y evangelizad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28, 19-20).
Resumiendo, si finalmente descubrimos que hay vida en otros planetas, si la vida es libre e inteligente, si dichos seres nos reconocen a nosotros como seres vivos igualmente libres e inteligentes, si se encuentran lo suficientemente cerca como para mantener una conversación con sentido sin que tengan que pasar miles de años entre una pregunta y su correspondiente respuesta, si conocen a Dios y lo que significa el Bautismo y si realmente lo necesita, entonces y sólo entonces, estaríamos en la necesidad de dar una respuesta a la pregunta que da título a esta entrada. Por el momento hay demasiadas condiciones por cumplir. Por el momento, solamente podemos elucubrar...