domingo, 13 de junio de 2021

¿Se alejan los jóvenes de la Iglesia por culpa de la ciencia? (II)

En una entrada anterior del blog, comentaba un artículo en donde se esgrimía la incompatibilidad entre las creencias religiosas y los descubrimientos científicos como uno de los principales motivos por los que los jovenes abandonaban la Fe. El supuesto conflicto entre ciencia y fe era incluso un argumento de más peso para los jóvenes que otros como el escándalo por los casos de pederastia o el impacto causado por una tragedia personal. 

En este otro artículo se muestran los resultados de un estudio similar, realizado también en Estados Unidos entre 2007 y 2011 y basado en una muestra de casi 1300 jóvenes entre 18 y 29 años. En él se presentan las seis principales razones por las que los jóvenes se alejan de la Iglesia. Y, nuevamente, la ciencia aparece como uno de los principales motivos de alejamiento.

La continua tensión entre ciencia y fe, el hecho de que a la religión no le interesa la ciencia, de que vive de espaldas a los avances que ofrecen la ciencia y la tecnología o, lo que es peor, de que está en contra del progreso científico son conceptos que han calado en el imaginario colectivo de la sociedad actual y, por tanto, en los jóvenes. 

Es un hecho evidente que los jóvenes del siglo XXI tienen un acceso como nunca antes ha existido a multitud de ideas, opiniones y puntos de vista sobre el mundo que les toca vivir. En particular, los jóvenes cristianos demandan que la Fe dé respuestas a las grandes preguntas que la sociedad les plantea en temas tan variados como valores, creencias, sexualidad... y ciencia y tecnología.  Y es una obligación de los educadores, formadores y científicos cristianos recoger el guante y ser capaces de dar argumentos rigurosos, consistentes y válidos para el día a día de los jóvenes.  Y, en el caso de la ciencia,  esto es perfectamente factible ya que el supuesto conflicto está basado en una serie de tópicos que pueden ser desmontados perfectamente desde la argumentación basada en hechos objetivos. 

Si no somos capaces de lograr esto, estaremos favoreciendo ese éxodo de jóvenes, un proceso que, una vez comenzado, es muy difícil revertir tal y como nos dice el propio Jesucristo: "Vosotros sois la sal de la Tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera que la pise la gente (Mateo 5, 13-16)".