sábado, 9 de enero de 2021

La tetera de Russell y la existencia de Dios.


El método científico, entendiendo como tal el proceso de observación de un fenómeno natural, elaboración de una hipótesis capaz de explicar dicho fenómeno, evaluación de dicha hipótesis mediante la realización de uno o varios experimentos y aceptación o rechazo de la misma en base a los resultados obtenidos de dichos experimentos, se basa en dos pilares fundamentales: la reproducibilidad, esto es, la capacidad de poder replicar los resultados partiendo de las mismas condiciones iniciales y la falsabilidad.

El falsacionismo es una corriente de pensamiento fundada por el filósofo austriaco Karl Popper (1902-1994).  Para Popper la ciencia no es capaz de verificar si una hipótesis es cierta, pero sí puede demostrar si ésta es falsa. Según Popper, por mucho que se experimente nunca se podrán examinar todos los casos posibles pero bastaría con un solo contraejemplo para echar por tierra una teoría. Para el falsacionismo ninguna teoría es absolutamente verdadera sino, a lo sumo, «no refutada». 

Por tanto, en base al falsacionismo, para demostrar que Dios no existe, deberían ser los no creyentes quienes dieran un ejemplo de la no existencia de Dios. Mientras esto no ocurra, la hipótesis "Dios existe" no puede ser descartada.  No obstante, desde el mundo ateo, también se ha hecho uso del falsacionismo para desacreditar la existencia de Dios. El ejemplo más famoso es, sin duda, el de la tetera de Russell. En un artículo titulado "¿Existe Dios?", publicado en 1952, el filósofo y matemático Bertrand Russell escribió lo siguiente:

Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es tan pequeña que no puede ser vista ni por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo ilustrado, o la del inquisidor en tiempos anteriores.

 

Tetera de Russell
 

Richard Dawkins en su libro "El capellán del diablo" vuelve a incidir en el ejemplo de la tetera de Russell. John Bagnell Bury, en su obra "Historia sobre la libertad de pensamiento", defiende la existencia de una raza de burros que hablan inglés y que viven en un planeta que gira alrededor de la estrella Sirio. Carl Sagan, en su libro "El mundo y sus demonios" propone la existencia de un dragón indetectable en un garaje. Otras sátiras contra las creencias teístas son el Unicornio rosa invisible o el Monstruo espagueti volador.

El objetivo que persiguen los ejemplos anteriores es transmitir la idea de que la existencia de Dios tiene la misma credibilidad que la de cualquiera de los seres imaginarios citados. En palabras de Carl Sagan, las afirmaciones que no pueden probarse son verdaderamente inútiles. Si no hay forma de refutar un argumento, ningún experimento concebible que cuente en su contra, ¿qué significa decir que Dios existe?

Dos son las líneas de argumentación que se pueden esgrimir para rebatir las ideas anteriormente mencionadas. Por un lado, la identificación de evidencias en contra de la tetera. Por otro lado, la existencia de evidencias a favor de la existencia de Dios. 

Alvin Plantinga es uno de los filósofos que afirma que hay una falsedad en el argumento de que no hay evidencias en contra de la existencia de la tetera de Russell:

Claramente tenemos una gran cantidad de evidencia contra el "teterismo". Por ejemplo, hasta donde sabemos, la única forma en que una tetera podría haber entrado en órbita alrededor del Sol sería si algún país con capacidades de lanzamiento espacial suficientemente desarrolladas la hubiera puesto en órbita. Ningún país con tales capacidades es lo suficientemente frívolo como para desperdiciar sus recursos tratando de poner una tetera en órbita. Además, si algún país lo hubiera hecho, habría estado en todas las noticias; ciertamente habríamos oído hablar de ello. Pero no lo hemos hecho. 

Se podría argumentar, no obstante, que el dragón del garaje, el monstruo espagueti o el unicornio rosa son seres indetectables (como el Dios de los teístas). Además, al no ser creaciones humanas, el argumento de Plantinga carecería de validez. La debilidad del argumento anterior radica en que sí existen pruebas sobre la existencia de Dios. A continuación, nos centraremos en las que considero más importantes:


  • Argumentos históricos

Si nos centramos en la figura de Jesucristo, su existencia histórica está más que aceptada por la gran mayoría de los expertos. Además de las propias narraciones de los Evangelios (tanto los canónicos como los apócrifos), la existencia de Jesús está documentada tanto en fuentes judías (el Talmud habla en diferentes ocasiones de Jesús, de sus discípulos y de los prodigios realizados) como en fuentes helenísticas y romanas (por ejemplo, Mara bar-Serapión, Flavio Josefo, Tácito, Plinio el Joven o Suetonio).

No obstante, ante lo anterior se podría aducir que lo único que nos dicen dichas fuentes es que existió un figura histórica llamada Jesús pero que en ningún momento es posible concluir de dichos textos (sin considerar, obviamente, los relatos evangélicos) que dicho personaje era realmente hijo de Dios (verdadero Dios y verdadero hombre).

 

  • Argumentos filosóficos
    • Argumento ontológico. San Anselmo fue un teólogo y filósofo del siglo XI considerado uno de los padres de la Escolástica. El argumento de la existencia de Dios propuesto por San Anselmo en el capítulo 2 de su obra Proslogion se puede formular de la siguiente manera: 
      • Dios es un ser tal que no se puede imaginar algo más grande.
      • Dios existe como una idea en la mente.
      • Un ser que existe como idea en la mente y existe en la realidad es, en iguales condiciones, más grande que un ser que solo existe como idea en la mente.
      • Así, si Dios existe solo como una idea en la mente, entonces podríamos imaginar algo que es más grande que Dios.
      • Conclusión: Dios existe.
    • Las cinco vías. Santo Tomás de Aquino, filósofo y teólogo del siglo XIII, fue el principal representante de la Escolástica. En su obra Suma Teológica incluye las cinco vías como argumentos de la existencia de un único Dios. Las cinco vías se pueden resumir de la siguiente manera:
 

Las cinco vías de Santo Tomás.  (Fuente: eca-filosofía).


  • Argumentos trascendentales. 
    • Observación de la naturaleza
"Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad," (Romanos, 1, 20)
 
Igual que observando una pintura o una escultura podemos llegar a conocer al artista, es posible deducir la existencia de Dios a partir del mundo y las cosas creadas. Cuando observamos la naturaleza (la inmensidad del cosmos, la complejidad del código genético,...) y somos conscientes de su orden y estructura, resulta difícil pensar que todo sea el resultado del mero azar. Gauss, Pasteur, Max Planck, ..., son numerosos los ejemplos de científicos que han abrazado la idea de Dios a través de sus investigaciones. 

"Veo un universo ordenado en el que los fenómenos físicos se pueden entender a partir de unas simples ecuaciones matemáticas. Veo un universo que, si hubiera sido ligeramente diferente, nunca hubiera formado estrellas o planetas y, mucho menos, seres vivos. Y no hay ninguna buena razón científica de por qué el universo no debió haber sido diferente" (William Daniel Phillips, Premio Nobel de Física 1997).  
 
    • Argumentos basados en valores
El hombre es religioso por naturaleza. Las religiones han existido en todos los tiempos y en todas las civilizaciones. Hay algo en el corazón del hombre que se abre a la trascendencia, a la existencia de una realidad superior que llamamos Dios. Como dice San Agustín "el hombre está inquieto hasta que descanse en Dios" (Confesiones, 1,1).
 
Las religiones representan el esfuerzo del hombre para establecer una relación con ese ente superior que entiende que existe. Esta relación se establece a través de mediaciones en las que intervienen objetos (árboles, piedras,...), lugares (bosques, ríos, templos,...) y personas sagradas (sacerdotes y sacerdotisas). Todo lo anterior es común a todas las religiones.
 
Bien, verdad y belleza son una triada de conceptos que Platón concebía conectados entre sí y que nos llevan asimismo a Dios. Así, por ejemplo, en relación al bien, ¿cuál es el origen de la moral natural que llama al hombre a hacer el bien y a alejarse del mal?  
 
«Dos cosas llenan mi ánimo de creciente admiración y respeto, a medida que pienso y profundizo en ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí» (Kant).
 
De la misma manera, el hombre busca de manera institiva la justicia, la belleza, el amor y la felicidad. Ansía estos valores pero es consciente de que en este mundo no es posible llegar a ellos de una manera plena y perdurable.  En el fondo de su corazón, el hombre siente que debe existir algo más. 

“Si la muerte acaba con todo, sería ventajoso para los malos” (Sócrates).
 

 Conclusiones

La ciencia es el mecanismo que tiene la humanidad para saber cómo funciona el universo y no la razón última de por qué hay Universo. Por tanto, la ciencia nunca podrá llegar a descubrir a Dios, un concepto que escapa a su ámbito de estudio. En este sentido, la analogía del pescador propuesta por Karl W. Giberson es perfectamente pertinente. "Un pescador que pesca siempre con una red con agujeros de tres centímetros de grande, nunca pesca ningún pez que sea más pequeño que eso, pues los que hay se cuelan por el orificio. Al cabo de una serie de años concluye que no hay peces en el océano que midan un centímetro porque nunca los ha pescado. Pero el problema es su red, no la composición del océano.

Muchos buenos científicos han llegado a la conclusión de que existe Dios a partir de la observación de la naturaleza. Igualmente, muchos otros científicos igualmente buenos piensan que Dios no existe. Muchos hombres sienten en su interior que Dios existe y es lo que da sentido a su existencia y les permite vivir una vida plena pesar del mal y el sufrimiento existente en este mundo. Otros, por diferentes motivos (falta de formación, experiencias negativas,...), no creen así. En palabras de Blaise Pascal "La fe es suficientemente clara para que el creer sea razonable y suficientemente oscura para que el creer sea libre".



2 comentarios:

  1. Yo diría también que la existencia de Dios da respuesta a la pregunta "¿Por qué hay algo en lugar de nada?", mientras que la tetera de Russell, el dragón del garaje, el monstruo espagueti o el unicornio rosa no responden a ninguna pregunta, por lo que la suposición de su existencia es innecesaria e improcedente.

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    1. Además de lo que correctamente apuntas, yo añadiría otro punto clave y es el de los atributos asociados a estos seres imaginarios. El unicornio rosa comparte con Dios solamente el atributo de que no se puede detectar a través de los sentidos. No tiene ningún otro. Por su parte, al monstruo espagueti volador se le identifica como responsable de la creación (hay que recordar que este ser apareció como respuesta a la enseñanza del Diseño Inteligente en las aulas de ciencias del estado de Kansas a principios del siglo XXI), pero no tiene ningún otro atributo. En particular, los dos personajes anteriores carecen de un atributo esencial en el Dios cristiano: la omnibenevolencia. "El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor" (Juan 4,8).

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